viernes, 30 de julio de 2010

Por qué odio Marzo.

De nuevo, sus ojos se abrieron bajo la ronca llamada del despertador, que acalló con un deje de ira.
Suspirando, se dio la vuelta en la cama, mirando al techo. Aquella melodía de despertador era desde hacía mucho el indicador del fin de su libertad. Con ella se acababan los sueños y se abría ante sus ojos la realidad. Cada vez odiaba más aquel despertador.
Dejó caer los brazos a los lados, sobre el cálido edredón que abrazaba sus sueños.
Y de nuevo, junto a ella, sólo sintió frío.
Un vacío que se extendía allí donde debería haber otro cuerpo.
Se giró hacia ese vacío, ese hueco que por sí sólo hacía que su vida pareciese incompleta.
Pasó una mano tímida por la almohada, acariciándola, como si a su vez acariciase aquella presencia, y se la acercó al rostro, aspirando su esencia. Aún olía a ella; su perfume, su sonrisa... todo estaba impregnado de su presencia. Y sin embargo, aquel hueco en la cama seguía helado.
¿Cuántos días habían pasado? ¿Seis, ocho?
No lo recordaba. No quería recordarlo, y sin embargo aquella sensación de vértigo se extendió en su pecho, como si su corazón se encogiese y creciese hasta salírsele del pecho, todo a la vez.
Como cada vez que pensaba en ella.
Hacía tanto que no la veía, y la echaba tanto de menos... Casi empezaba a acostumbrarse a aquel dolor frío que aparecía en su pecho con su ausencia.
Finalmente se levantó de la cama, en un intento desesperado de dejar olvidados en ésta sus pensamientos. Empapó su rostro en agua helada y se contempló a sí misma ante el espejo. Dos ojos negros, remarcados por ojeras de cansancio y pena, le devolvieron la mirada apenas sin reconocerse a si mismos.
Con un andar pesaroso se preparó para salir. Se duchó y vistió sin apenas ser consciente de ello, como un autómata dirigido por el sueño y la rutina. Se enfundó en su traje de oficina gris oscuro y se sentó a beberse un café en la pequeña mesa junto a la ventana. Sólo y cargado, amargo hasta la médula.
Cada día odiaba más aquel café matutino.
Mientras miraba por la ventana sólo podía pensar en lo bien que combinaba el cielo encapotado, de nubes y contaminación, con su sobrio traje gris. Nublado y contaminado, así lo habría descrito mentalmente.
Una funesta comparativa con su propia alma se perdió entre los últimos sorbos de café.


"Aunque haya pasado el tiempo, te sigo echando de menos. Espérame. No quiero creer que si yo no estoy, tú tampoco estarás. Te quiero, aunque sea sin faro ni luna. Guárdame esos besos con sabor a mar".

Abrazos desde el otro lado de las sonrisas ^^

jueves, 15 de julio de 2010

Recuerdos...

Dicen que el tiempo lo cura todo...

Pero yo aún sigo echando de menos aquellas noches
en que la Luna estaba al alcance de nuestras manos...

[@purtsi.deviantart.com]

Insomnio, S.A.

Me levanté en medio de la noche, nerviosa y empapada en sudor.

Hacía tanto que no sufría pesadillas que había olvidado aquella horrible sensación. Me abracé al áspero almohadón como si viese en ello alguna forma de calmar mi temor, y cerré los ojos apretando mis mandíbulas con fuerza, para no dejar escapar ni un sólo sonido, hasta que no pude más…

Odiaba aquellas noches, en las que las pesadillas me asaltaban, y no había nadie para abrazarme y decirme que sólo había sido un susto, alguien a quien contarle todas aquellas cosas que parecían tan banales, pero que me aterrorizaban, aunque me costase reconocerlo.

miércoles, 14 de julio de 2010

Tic-Tac, Tic-Tac...

Se acercaba mi final.
Ya no había tiempo para evitarlo,
no había tiempo para heroísmos.
Era como un cordero
corriendo hacia el matadero sin poder evitarlo,
cada vez más rápido,
sin poder saber si había otros caminos.
Era mi final. Iba a morir, lo sabía...
Lo sabía.
Oh, ¿¡Cómo no iba a saberlo!?
Si yo misma había cavado mi tumba.


Abrazos caducados ^^

martes, 13 de julio de 2010

Eyes

'Cause last night...
...our eyes were painted with smiles

Ahora empiezo a entender, pero para cuando comprenda todo, habrá cambiado de nuevo, y tendré que empezar de cero... Sólo necesito tiempo.


You'll always deserve what I can't give you...


...

lunes, 12 de julio de 2010

Labyrinth

Todo estaba oscuro.
Daba igual hacia donde mirase, hacia dónde avanzase.
Miles de caminos se abrian ante sus ojos, sin señal alguna, sin una luz que le indicase hacia dónde ir, que le permitiese al menos ver.
Quería salir de allí, pero era imposible encontrar la salida.
A veces caminaba mucho tiempo sin encontrar otro camino. Daba igual, al final siempre llegaba a un corredor, completamente igual y completamente diferente a todos los anteriores. A veces demasiado largo, y pensaba que no sería capaz de llegar al final. A veces demasiado corto, tanto que no tenía tiempo de pensar a donde se dirigiría después.
A veces las paredes del laberinto se estrechaban y no le dejaban respirar. Otras veces, se alejaban vertiginosamente hasta que dejaba de verlas.
Nunca supo cómo había llegado allí.
Pasó mucho tiempo hasta que supo donde estaba.
Murió en el laberinto. Nunca pudo vislumbrar la salida.
No había ninguna salida.


Abrazos que saben a goles~

Dictadores =)=)

Dictadores...

son gente curiosa.

...

Son esas personas que aman su país...

...pero odian a sus ciudadanos.

lunes, 5 de julio de 2010

I.M.Perfection

Me gustaría poder perderme

naufragar...

Y no encontrar el camino de regreso.

Y no tener que buscar.

No tener que preocuparme nunca por nada más.

Poder olvidarme

y borrar todo lo que carece de importancia.

Me gustaría tener el valor

para decir todo lo que me callo.


Menos mal que la felicidad no nace en la perfección.

Supongo que eso es lo que la hace perfecta.

D.U.

¿Quién iba a imaginar

que con tan pocas palabras

pudieses helarme las alas

y hacerme caer?


[@kajnova.deviantart.com]

domingo, 4 de julio de 2010

Remiendos

Tenía los ojos de color azul.
Del color azul de los sueños.
La gente perdía la mirada en aquellos mares que tenía encerrados. Siempre se sintió feliz de poder hacer sonreír a la gente. Sonrisas de color ámbar que complementaban sus ojos.
Pero aquello no era suficiente. Se dio cuenta de que, cuando sus ojos se cerraban, la gente seguía andando y olvidaba sus sonrisas.
Con el tiempo, se fueron construyendo a su alrededor caminos de sonrisas perdidas. Sonrisas que, de repente, caían al suelo y eran olvidadas. Sonrisas abandonadas que nadie echaba de menos. Porque eran sólo eso, sonrisas.
Pero su mundo estaba cubierto de ellas. Sonrisas que un día brillaban con luz ambarina, pero que el tiempo y el olvido habían hecho desteñirse. Era horrible ver cómo las sonrisas perdían su color.
Así que un día decidió borrar los caminos de sonrisas muertas. Decidió sujetarlas a los rostros que les daban la vida. ¡No podían caer y ser olvidadas!
Entonces se armó como pudo, y cargada de aguja e hilo, salió a la caza de sonrisas efímeras.
Niños, jóvenes, ancianos... daba igual. Daba igual la raza, el idioma, el color de la piel. Todos creaban aquellas hermosas sonrisas con luz propia ¡dispuestos a dejarlas caer y perderse! No podía permitirlo.
Con cuidado, uno a uno, fue tomando sus rostros entre las manos, y con infinita paciencia cosía las sonrisas a su piel.
No siempre era fácil.
Había quien no sonreía tan rápido, había quien reforzaba su piel para hacerle más difícil coser, incluso a veces el hilo se rompía, se le escapaba entre los dedos, y tenía que volver a empezar de cero. Pero no desistió. Cosió todas las sonrisas que pudo, sosteniendo un extremo de cada hilo entre sus manos, para darse cuenta siempre si alguna sonrisa debía ser reparada.
Por mucho que se alejase la gente, estaban cosidos con hilo y sonrisas a la chica de los ojos del color de los sueños.
Pero con el tiempo, los hilos se fueron desgastando. Muchos se rompieron, y la costurera de sonrisas no podía remendarlos todos antes de que desapareciesen.
Aquello la quemaba por dentro ¿Si ella, creadora y costurera, no podía cuidar de las sonrisas, qué sería de ellas? Se imaginaba aquellas frágiles sonrisas ambarinas, que con tanto mimo había cosido, cayendo al suelo, pisoteadas por la gente que no podía ver su brillo.
Y se esmeró más en su trabajo. Cosió más sonrisas, remendó sus errores e incluso buscó las sonrisas perdidas.
Pero pasado algún tiempo, descubrió que aquello no era suficiente.
Cuando volvía a encontrarse con las primeras sonrisas cosidas, no podía ver su brillo ¡estaban muriendo! Daba igual lo que hiciese, las sonrisas volvían a ella decrépitas y oscuras, habiendo olvidado el color de sus ojos. Tapando las sonrisas no nacidas, volvían a ella buscando el color azul de los sueños. Buscando el amor con que un día fueron cosidas.
Pero ella ya no podía verlas. Ahora las lágrimas tapaban sus ojos de sueños.
Sus manos estaban llenas con los hilos que sujetaban infinidad de sonrisas. Sonrisas que no se podían perder. Y con las manos llenas no podía curar a las sonrisas moribundas.
No podía moverse, y las sonrisas se alejaban. No podía verlas a través de sus lágrimas.
Y entonces llegó el dolor.
Los hilos tiraban cada vez más de ella ¡en tantas direcciones...! No podía seguirlos. Se tensaron, arañando sus manos. ¡Sus dedos! Los hilos de las sonrisas que escapaban la cortaban.
La sangre caía a borbotones a su alrededor, y la costurera de sonrisas, cegada por las lágrimas, no podía hacer nada ¡Nada!
Sólo sentir las sonrisas marchitas cayendo a su alrededor, como tanto había temido.
Y todas las demás, se alejaban de ella para caer en el olvido, llevándose sus hilos manchados de sangre.
Y entre sonrisas sangre y lágrimas, la costurera cayó.
Los pocos hilos que aún quedaban en sus manos regresaron, con sonrisas dispuestas a morir.
Pues ya no había ninguna costurera que las sanase.

Cuando las lágrimas cesaron, aparecieron bajo ellas los ojos del color azul de los sueños.
La costurera de sonrisas quedó tendida en la calle.
Las sonrisas que un día creó, todas las que cosió con amor, desaparecieron y cayeron en silencio, muy lejos de ella.
Las sonrisas muertas durmieron a su lado, buscando el azul de los sueños en el firmamento, a sabiendas de que no lo encontrarían.
Ella también miraba al cielo, pero no veía nada.
A veces, la gente pasaba a su alrededor, pisando sin darse cuenta aquel mar de sonrisas, sangre y lágrimas.
Y cuando esa gente veía sus ojos, no veía que estaban muertos.
Sólo veían el color azul de los sueños.
Y sonreían.
Para poco después dejar caer sus sonrisas.
Enterrarlas en el olvido.

Como habían hecho con la costurera, la de los ojos del color azul de los sueños.

sábado, 3 de julio de 2010

I'm sorry =)

No te odio. No, no es eso.

No estoy enfadada.

Simplemente es raro...

...No estaba en mis planes echarte de menos.

























A veces al menos la espera merece la pena =)

Este no es el caso... os chinchais ^-^

Abracitous :3

[@alejka.deviantart.com]

It's me...!

Niu blogito :3

¿Que para qué?

...Para llevarlo al fracaso =)=)
Bueno, puede que también porque se lo prometiese a Arthaxito y Chuvs, pero solo puede =)=)

No espero que este blog llegue muy lejos... de hecho dudo que dure algunos meses xD Pero bueno, se hará lo que se pueda ^^

De momento el estrés socio-vacacional me puede por todos lados -D-
Ya iré subiendo chorradillas varias =^.^=

Abrazos de colorines!