domingo, 8 de noviembre de 2015

Hoy no tengo nada que contar

¿Sabéis esa sensación de tener hambre, pero no tener ganas de comer?

Pues eso me pasa a mí: tengo la sensación de que necesito contar lo que me pasa, encontrar a alguien en quien confíe y explicarle quién soy, pero el caso es que no hay nada que contar. O que no hay a quién contárselo.
No sé, igual sólo tengo hambre...

lunes, 12 de octubre de 2015

Homecoming

Lo peor, es el principio.
Cuando te das cuenta de que ha llegado, de que la tienes encima. Y es demasiado tarde para luchar contra ella.

Da igual cómo sea.
A veces aparece de pronto, sin previo aviso. Un día cualquiera, cuando casi te habías olvidado de ella... De golpe, no puedes dar un paso más. Hace un minuto estabas riéndote hasta llorar, comiendo con alguien, sonriendo, hablando de mil cosas sin importancia. Y sin saber por qué, el suelo desparece ante ti justo cuando estás a punto de dar el siguiente paso. Vacío. "Me tengo que ir a casa, se me ha olvidado algo, mañana hablamos". Pero sabes que mañana no hablaréis. 

Pero otras veces... otras veces se acerca despacio, te va envolviéndote, abrazándote. Puede tardar horas o incluso días, y lo peor es que ves cómo te engulle. Notas su tacto pegajoso en la piel, en la garganta. Y ya no tienes hambre, ya no tienes ganas, mejor te vas a la cama... Sabes qué es, pero es mejor no pensar en ello. Hasta que notas sus pringosas manos agarrándose a tu tráquea. Y ya no tienes que inventarte algo que te has dejado en casa porque, a quién pretendes engañar, ya no sales de casa.

Había pasado tanto tiempo que pensé que habías olvidado mi dirección, pero después de todo, aquí estás. 

Siéntete como en tu casa. 
Bienvenida.

sábado, 10 de octubre de 2015

Hablando de eso...

A veces aún me acuerdo de mi misma.

Recuerdo muchas cosas de mí, he pasado mucho tiempo conmigo.
La mitad de esas cosas, son mentira, pero todas son verdad.

Recuerdo la primera vez que me di cuenta de que no tenía amigos.

Recuerdo tardes en las que nos reíamos tanto que nos caíamos al suelo.

Pipas en el parque, un corte de pelo.

No recuerdo mi primera cerveza.

Mi primer beso, sí.

Recuerdo cuando aprendimos a luchar con espada.

No recuerdo cuándo fue la última vez que vi a mis abuelos antes de morir.

Recuerdo mi pie quemado, pero no recuerdo el dolor.

No recuerdo por qué, cuando me dijo "te quiero" no supe contestar "yo también". Pero de eso, sí que recuerdo el dolor.

No recuerdo la primera vez que abracé a mis amigos.

Pero les recuerdo en invierno, aguantando el frío a las cinco de la mañana, por mí.

No recuerdo el momento exacto en que dejé de sentir.

No recuerdo cuándo dejé de escribir.

Y mañana, no recordaré haber venido aquí.